Dulces para el Alma |
Soy un alma de quijote emergido en el mes de los
bisiestos. Bajo el soplo caluroso del verano setenta y ocho donde mi grito
conmovió a una madre santa de nombre Flor.
Mi ciudad natal es el pecho bailarín de la sultana
del Valle. Criado en El Cerrito - Valle al lado de tres hermanos menores donde
cursé primaria y bachillerato. Técnico Electricista desempeñando varios empleos
en multinacionales de Cali - Valle.
Amante de la salsa alcoba y las baladas y el resto
de mi tiempo náufrago en vestigios de tinta preclara que recrean campos del
parnaso inmortal. Bohemio y poeta, siendo mí tiempo de ocio un repertorio de
profunda inspiración.
Mi gran verso es mi madre, un párrafo de mi vida
son mis dos hijos y el libro de mi historia es mi gran familia, que ocupan su
sombra en mi transitar adverso, reminiscente y visionario, un poco pecador pero
libre de culpas comprometedoras.
Me apasionan muchas cosas… El futbol, invertir mi tiempo bajo la
fantasía de las letras, la música, leer un buen libro en las noches y como acto
de sobrevivir… Manejar la electricidad. Resumen biográfico
SU PRODUCCIÓN
¿Quién eres?
Un sufrido verdadero casquivano
En busca de una fortuna efímera
Bajo un sol en ningún lugar,
Tal vez, un forastero mentiroso
Cosechando el limón rojo en el huerto
abstracto;
Y entre crudeza y caricias
Aclimatas gota a gota una voz indefensa,
Desprotegida en mis manos de arduas
caricias
Y perdida en mi alma de dulce sonrisa.
¿Acaso quién eres?
Tal vez, un fingido soñador cargando en
sus bolsillos
Puñados de odisea y vientos extraviados,
Pero de vez en cuando te siento muy
cuerdo
Pintando un paisaje de frutos a granel,
Y al momento, deshilas la flor
incipiente.
¿Qué por qué hablo de ti…?
Porque creo humildemente en tu sombra,
Y he braceado en tus huellas de océano
rebelde
Naufragando en lo incierto de tus arenas,
Donde la melodía intuitiva se pierde sin
más.
¿Quién eres?...
El tiempo es dueño de paisajes y
reservas,
Tú, un baquiano de almas alicoradas.
Y veo tus pestañas asomar rendijas
permisivas y opuestas
en mi alma entreabierta y dispuesta,
Como queriendo manipular mi tiempo y mi
verano.
Tus ojos pronuncian un lamento sin escape
Portando un equipaje con prendas de
siglos,
Tal vez de un huésped invitado
Quizá un farsante entrometido,
Unas tantas refugiado, pocas veces
combatiente.
Y tus pies descalzos caminan conmigo
Bajo la noche en traje blanco,
Por trochas de apetito escaso y deseos
desnudos;
Y en la madrugada de una encrucijada
Se escucha el estruendo de mil preguntas
Pretendiendo saber lo que callas en tu
equipaje.
“Dedicado al
sentimiento del amor”